Relato en proceso: Pequeñas Revanchas (II)

No tardamos en saber lo que era gerencia dinámica y flexible. Al tercer dia, nada más llegar a la oficina nos conseguimos que todas las tabiquerias habian sido tumbadas.Que las separaciones entre una oficina y otra ya no existián más. Sobre cada una de nuestras mesas conseguimos colocados nuestros objetos más personales. Los que teníamos puestos sobre las paredes, los afiches, los calendarios que cada uno de nosotros habíamos ido acumulando durante años.
Las mesas tampoco eran las mismas.Hasta ese dia todos contabamos con espaciosas y pesadas mesas.Ahora la situación era distinta. Cada uno de nosotros contaria según nos explicaron con unidades de trabajo. Traducción: Unas diminutas mesas con la computadora ya instalada en la que cada uno de nosotros cabe apenas sentado y que aun lado tiene un diminuto archivo de dos gavetas y rueditas que supimos que se llamaba Arturito. “ya saben como el de la guerra de las galaxias” decía sonriendo el jefe creyendo que nos haría gracia. Los puestos estaban colocados uno al lado del otro. Solo dos estaban separados: El del nuevo y pesado gerente y el de Mariana, su secretaria que estabn justo al fondo de la oficina desde la que nos veian todo el tiempo las espaldas.La mesa de él era considerablemente más grande que la del resto y tenía un acabado ovalado en uno de sus lados. Todas eran negras.

-Bienvenidos a su nueva oficina. Hemos trabajado toda la noche para sorpenderles. Para que todos puedan disfrutar de este nuevo y acogedor ambiente de trabajo. No queremos más divisiones para que haya mayor visión de conjunto, más sentido de equipo. Porque todos nosotros formamos parte de un equipo, parte de una misma familia y eso tiene que sentirse cada día. Esto además nos grantizará máyor dinamismo a la hora de trabajar. Porque ahora además queremos ser más flexibles con el horario de trabajo y le daremos un mayor reconocimiento a la mayor productividad de ustedes. Para ello en la entrada de la oficina colocaremos un pequeño recuadro con sus respectivos nombres en la que reconoceremos al productivo del mes.Mandé a hacer unas laminitas con el nombre de cada uno de ustedes verdaderamente preciosas, color dorado y letras negras. Para que el nombre del ganador de cada mes quede bien resaltado ¿que les parece?
Quisimos cambiar las mesas viejas y anquilosadas por estas unidades modulares de trabajo del siglo XXI, porque ya era hora que a esta oficina le llegara el siglo XXI.Esta era una de las oficinas más retrasadas en el proceso de cambios que adelanta la compañía desde hace algunos años. Cómo ustedes saben nosotros queremos seguir siendo los líderes en nuestra área y para hacerlo tenemos que contar con nuestro mayor valor, nuestro valor humano: todos y cada uno de ustedes.

Para conocerlos mejor y saber la situación precisa de cada uno durante las dos próximas semanas luego de las cinco de la tarde, los invitaré a conversar conmigo.

El gordo había dicho todo esto vestido un poco más como jefe que la primera vez que lo vimos: llevaba un saco gris con pantalones del mismo color y también una corbata que parecía que le estaba asfixiando.Sus zapatos negros brillaban.Las puntas del cuello de la camisa se levantaban un poco.

Todos arrugamos un poco la cara cuando dijo que las reunines serían luego de las cinco de la tarde. Pero nadie dijo nada. Serían entonces luego de nuestro horario de trabajo.Parte de la “flexibilidad laboral”, supuse yo.

-Gregorio por favor, traénos una ronda de cervecitas- dije yo nada más entrar y ver al resto de los compañeros de la oficina sentados secos alrededor de la mesa.

-¿Y la vas a pagar tú? Mira que ahora… rezongó- Ezequiel desde el fondo.
-Deja la lloradera… y si las pago yo.
-Vieron después de las cinco de la tarde las reuniones.Yo no se como voy a hacer espero que las avise con tiempo. Porque a mi luego de esa hora se me complica la vida.

-¿Qué pasó compadres? Cómo les fue hoy con el nuevo patrón- Preguntaba Pablo que venía llegando con su casco en mano, al terminar la jornada.
-Pasó que nos cambiaron la vida Pablo, eso pasó. Que llegamos hoy a la oficina y nos encontramos con otra cosa.Que el lugar que habíamos creado durante años nos lo desaparecieron, nos lo despersonalizaron. Pasó que me quitaron mi mesa de siempre, mis paredes.Que llegué hoy y me conseguí con mis cosas sobre una mesa que no era mia- lamentaba Antonia.

Ah vaina doñita- dijo Pablo

-Eso es lo que me faltaba, que me llamaras doñita.Te he dicho que no me llames así.-
-Disculpa mi amor. No te molestes.

El gordo este es inmamable- terció Ezequiel.

-No creas tiene sus cosas simpáticas. Al menos conmigo.-rebatió Mariana.
-Claro, tu eres su secretaria.-se le quedó mirando Ezequiel.
-Hay que hacer algo.-insistió Antonia.- Por lo pronto yo averiguaré sobre este gordo en la oficina central. Alguien me tiene que decir algo.Por alguna razón lo mandaron aquí.

Justa se había ido directo a su casa. Solo Antonia diría algo concreto esa noche.Felipe se había quedado callado. Y yo le había robado unos besos más a Mariana cuando nos quedamos solos. Ezequiel se iria con su mala cara. Yo no dejaba de pensar que el cargo del gordo debía ser el mio. Para ello había estado trabajando en los últimos meses. Primero debía ganarme su confianza. En dos días se iba a entrevistar conmigo. Ese sería el momento.

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3 respuestas a “Relato en proceso: Pequeñas Revanchas (II)”

  1. Por alguna extraña razón cuando copio del procesador de palabra al editor de textos blogs algunas palabras se pegan.Aunque en el original no están así.

  2. Por alguna extraña razón cuando copio del procesador de palabra al editor de textos blogs algunas palabras se pegan.Aunque en el original no están así.

  3. Por alguna extraña razón cuando copio del procesador de palabra al editor de textos blogs algunas palabras se pegan.Aunque en el original no están así.

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